
El cambio climático ha dejado de ser una preocupación a futuro para convertirse en una urgencia actual. En regiones como el levante español, especialmente en la Comunidad Valenciana y Murcia, el impacto de las Depresiones Aisladas en Niveles Altos —conocidas como Las DANAS— ha transformado por completo la manera en que se entienden las infraestructuras viarias. Las lluvias torrenciales, las crecidas súbitas y la saturación del terreno ya no son escenarios hipotéticos, sino fenómenos habituales que exigen nuevas soluciones técnicas.
Ante esta nueva realidad, el sector de la ingeniería civil está experimentando una transformación acelerada. La innovación en puentes y carreteras se ha convertido en un eje clave de actuación para gobiernos, constructoras y especialistas en obra pública. El objetivo ya no es solo construir bien, sino construir para resistir lo que antes parecía improbable.
Las DANAS como factor de riesgo estructural creciente
Las DANAS son episodios de lluvias extremadamente intensas causadas por bolsas de aire frío en altura, que al interactuar con aire cálido y húmedo del Mediterráneo, provocan precipitaciones torrenciales. Su comportamiento errático y su intensidad en aumento las han convertido en uno de los fenómenos climáticos más destructivos del sur y este peninsular.
Estas lluvias no solo causan inundaciones en zonas urbanas o agrícolas; también comprometen gravemente puentes y carreteras. El agua socava los cimientos, erosiona los márgenes, arrastra el pavimento y colapsa taludes. Los daños son, muchas veces, invisibles a simple vista hasta que ya es demasiado tarde. La ingeniería tradicional, pensada para una pluviometría media mucho menor, no puede hacer frente a estos nuevos desafíos sin una actualización profunda.
Innovaciones clave en la resistencia de puentes frente a crecidas
Los puentes han sido históricamente uno de los elementos más vulnerables durante episodios de lluvias extremas. El agua que desciende con fuerza desde las cuencas altas, sumada al arrastre de materiales sólidos como piedras, ramas o incluso vehículos, puede causar un impacto devastador en las pilas centrales y los estribos.
Ante esta amenaza, las soluciones innovadoras se están centrando en:
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Pilotes de mayor profundidad y resistencia, diseñados para soportar la socavación prolongada por debajo del lecho del río.
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Diseño de tableros elevados que reduzcan la posibilidad de que el agua impacte directamente en la estructura.
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Materiales compuestos, como hormigones reforzados con fibras o acero de alta resistencia a la corrosión, que permiten alargar la vida útil de los puentes en ambientes húmedos y agresivos.
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Sistemas de monitorización estructural mediante sensores que alertan en tiempo real sobre posibles desplazamientos, vibraciones inusuales o pérdida de carga.
Además, se están incorporando modelos hidrológicos predictivos que permiten anticipar el comportamiento de los cauces durante una DANA y evaluar si un puente es vulnerable antes de que se produzca el evento.
Replantear la construcción de carreteras ante un clima más hostil
El asfalto no está hecho para flotar. Cuando las DANAS descargan lluvias en cuestión de minutos, las carreteras se convierten en cauces improvisados. Muchas se desgarran desde la base, otras se hunden debido al colapso del terreno. Las cunetas colapsan, los drenajes no dan abasto y el tráfico queda paralizado.
La innovación en carreteras ha empezado a priorizar:
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Pavimentos drenantes, capaces de filtrar grandes volúmenes de agua y reducir el deslizamiento y la erosión superficial.
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Subbases estabilizadas con cal, cemento o polímeros, que mejoran el comportamiento del suelo ante saturación de agua.
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Técnicas de construcción modular, que permiten reparar con rapidez los tramos más dañados sin necesidad de rehacer la vía completa.
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Drenajes inteligentes, conectados a sensores y estaciones meteorológicas, capaces de abrir compuertas o activar mecanismos de emergencia.
En zonas especialmente afectadas por Las DANAS, como la Vega Baja o l’Alcoià, se están desarrollando incluso carreteras elevadas o con taludes reforzados para evitar el arrastre completo del firme en situaciones de desbordamiento.
Puentes y carreteras que piensan: el futuro de la infraestructura inteligente
La digitalización está abriendo un nuevo capítulo en la infraestructura viaria. Gracias a los avances en Internet de las Cosas (IoT), cada vez más puentes y carreteras pueden funcionar como sistemas vivos, que se comunican en tiempo real con centros de control, ajustan su comportamiento o alertan a las autoridades antes de que ocurra un colapso.
Entre las tecnologías más prometedoras:
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Sensores de humedad y temperatura incrustados en el pavimento, que detectan deformaciones o saturaciones anómalas.
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Estaciones meteorológicas locales conectadas directamente con la infraestructura para anticipar el cierre de tramos vulnerables.
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Gemelos digitales que permiten simular el comportamiento estructural de puentes durante una DANA, optimizando el mantenimiento preventivo.
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Redes de IA que cruzan datos históricos de precipitaciones, tráfico y daños para detectar patrones y prevenir riesgos futuros.
Estas herramientas permiten anticiparse, ahorrar costes de emergencia y, sobre todo, salvar vidas.